top of page

RENACIDOS PARA UNA ESPERANZA VIVA

  • Oscar Mejía
  • 19 may 2017
  • 2 Min. de lectura

RENACIDOS PARA UNA ESPERANZA VIVA (1ra de Pedro 1)

A través de Su muerte y resurrección fuimos renacidos para una esperanza viva, eterna y gloriosa. Estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, mas Él pagando el precio de la salvación, nos resucitó juntamente con Él para así vivir eternamente con Él. Por esto, debemos mantenernos firmes y con fe viviendo anclados en esta esperanza, a pesar de las pruebas y los sufrimientos que tenemos y que vamos a tener, debemos mantenernos enfocados en esa esperanza venidera, aun siendo probada nuestra fe, para que cuando el Señor venga, podamos ser hallados dignos de Su llamamiento y Él halle fe en nosotros, cumpliéndose así el propósito de nuestra fe, LA SALVACIÓN.

Aún antes de que Cristo fuese manifestado, ya Dios había revelado esta salvación que vendría para nosotros a los profetas, revelándoles los sufrimientos de Cristo y la glorias que vendrían, 1 Pedro 1:12 dice: “A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.”. Por tanto, seamos sobrios, profundicemos en el conocimiento de la verdad y de la eternidad y tengamos fe, porque aún ha de ser revelada esta esperanza, aún ha de ser revelado el reino de Jesús en la tierra. Seamos santos en TODA nuestra manera de vivir, así como aquel que nos llamó es santo. Tengamos una relación profunda y diaria con nuestro Padre, que no hace acepción de personas, sino que más bien camina con nosotros diariamente en nuestro camino de santificación. Fuimos comprados por Su sangre, fuimos traídos de muerte a vida por medio de la sangre del cordero inmolado antes de la fundación del mundo, pero que fue revelado tiempo después.

¡Anclémonos en esta esperanza venidera! Vale la pena vivir en santidad, vale la pena los sufrimientos y pruebas que tengamos que vivir en estos tiempos, ya que estos no se comparan con la gloria de esta esperanza venidera. No perdamos nuestras fuerzas anclándonos en las cosas de este mundo, más bien hagamos tesoros en los cielos.

“Toda carne es como hierba,

Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.

La hierba se seca, y la flor se cae;

mas la palabra del Señor permanece para siempre” (1era de Pedro 1:24-25)


 
 
 

Comments


Featured Posts
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Recent Posts
Archive
Search By Tags
bottom of page