ANCLADOS EN LA ETERNIDAD
- Oscar Mejia
- 22 may 2017
- 2 Min. de lectura
ANCLADOS EN LA ETERNIDAD (Colosenses 3:1-4)
Nuestra vida, realmente no es nuestra vida en si, sino que mas bien es nuestro proceso de formación para lo que realmente será nuestra vida. Hay una promesa eterna de que cuando venga el Señor, Él reunirá a los escogidos de los 4 puntos de la tierra, luego establecerá Su reino y reinaremos y viviremos con Él eternamente, quiere decir entonces que estos 70-80 años que viviremos serán una total preparación para lo que ha de venir.
Como humanos nos aferramos a esta vida, creyendo que es lo único que estamos llamados a vivir, nos afanamos por lo que tenemos o no tenemos, por lo que hemos logrado o no, por lo que quisiéramos hacer y no hemos hecho, y así con muchas cosas más que buscamos obtener, lo cual no está mal, pero si lo hacemos con un enfoque totalmente terrenal, lo que estamos haciendo es sembrar en lo corruptible. Pablo, en mucha de sus cartas nos dice que nos enfoquemos en las cosas celestiales, las cuales son incorruptibles, es decir, si nuestro corazón está totalmente anclado en la eternidad y en las cosas de arriba, entonces nuestra manera de vivir cambiará totalmente y viviremos con un propósito, buscar asir aquello por lo cual fui creado. Todo lo que hacemos tiene consecuencias eternas, de hecho unos para vida y otros para muerte, por lo tanto, entendiendo que realmente lo que he vivido y viviré, no se compara a lo que he de vivir eternamente con Jesús, entonces mi enfoque de vida en esta tierra tendrá un propósito aún más profundo, podré enfocarme en lo que Dios me ha llamado a hacer aquí con eficacia, sabiendo que esto traerá recompensas eternas. Todo lo que hacemos aquí en la tierra nos está preparando para la era por venir, por lo tanto lo que Dios me ha llamado a hacer, debo hacerlo con fidelidad y entrega, ya que todo esto en realidad debe estar preparando mi corazón para lo que ha de venir.
“Poniendo nuestra mente en las cosas de arriba” no es una exhortación nebulosa para entretenernos de vez en cuando con estos temas, sino es una invitación fuerte a embarcarnos en una jornada dinámica y emocionante al estudio de la belleza de Jesús y su liderazgo sobre el planeta y de la historia en sí misma. Tener nuestra mirada en las cosas de arriba ancla mi corazón en algo totalmente incorruptible, así que puedo estar seguro que las circunstancias de la vida, aun la misma muerte, no podrá separarme del propósito eterno que Dios dispuso para nosotros. Esto me da paz, esto me da gozo.
¡Viviremos y reinaremos con Él eternamente!
Comentarios