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EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE DIOS PERMANECE PARA SIEMPRE

  • Oscar Mejía
  • 27 may 2017
  • 2 Min. de lectura

EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE DIOS PERMANECE PARA SIEMPRE (1 JUAN 2:15-17)


Tendemos a arraigarnos a las cosas del mundo, poniendo todo nuestro esfuerzo, mente y corazón en tener dinero, cosas materiales, fama; entre otras cosas. Al aferrarnos a esto, nos perdemos del amor del Padre, ya que si amamos las cosas del mundo, por encima de Dios, entonces el amor del padre no está en nosotros.


“16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.”


Muchas veces encontramos más deleite en las cosas de este mundo, que en nuestra relación con Dios, no dándonos cuenta de que los placeres y deleites de este mundo son pasajeros, en cambio los deleites superiores ofrecidos por el Padre son eternos. No está mal querer cosas en esta tierra, pero ¿en qué lugar se encuentra Dios en nuestro corazón?


“17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”


Todo lo que ven nuestros ojos en este mundo va a pasar, no es eterno; quiere decir que en muchas de las cosas en las cuales anclamos nuestro corazón van a pasar, y de nada habrá valido la pena habernos esforzado tanto en nuestras propias fuerzas por lograr nuestros sueños o placeres. Quiero decir con esto, que lo más importante en esta vida es hacer la voluntad de Dios. Si buscamos Su rostro y Su voluntad, y así mismo la cumplimos, entonces tendrá un peso eterno. No nos esforcemos en cumplir nuestros propios sueños o metas si no vienen de Dios, más bien Esforcémonos en escucharlo y hacer Su voluntad, porque es lo que realmente nos conviene.


Vivamos, trabajemos, amemos, sirvamos y lideremos desde el lugar de oración.


 
 
 

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