CONTEMPLANDO SU HERMOSURA
- Oscar Mejía
- 30 may 2017
- 2 Min. de lectura
CONTEMPLANDO SU HERMOSURA (APOC. 4 y 5)
Estamos llamados a contemplar la hermosura de Jesús. En Apocalipsis 4y 5 vemos una visión que Juan tiene acerca del trono, viendo al padre sentado en el trono y al cordero a Su diestra. En medio de todo esto, ve como hay seres vivientes y ancianos que están allí contemplando Su rostro, adorándolo y diciendo Santo, santo, santo. ¿Por qué dicen Santo, Santo, Santo y han permanecido allí desde el principio de la creación?
Es muy importante ver en este pasaje que los 24 ancianos y los 4 seres vivientes están ante el trono desde el principio de la creación, ellos están viendo a cada instante revelaciones profundas y nuevas acerca del padre y del cordero. Su reacción ante todo esto es postrarse, y al postrarse claman Santo, Santo, Santo; y así, han estado desde la eternidad sin separarse de ese lugar.
Así como estos, estamos llamados a contemplar la hermosura De Dios. En hebreos dice que Jesús abrió un camino para entrar al lugar santísimo, por lo tanto tenemos acceso espiritual a este trono tan hermoso. Al ver a estos ancianos y seres vivientes, vemos que la reacción de ellos al recibir la revelación de parte De Dios, es postrarse, humillarse, reconociendo Su majestad y siendo cautivados por Su hermosura.
Al venir a nuestro tiempo de oración, no nos conformemos solo con orar lo que está en nuestra lista, más bien vayamos más allá y pidámosle a Jesús que nos muestre Su hermosura, que nos revele cosas más profundas acerca de quien es Él. Esto nos debe llevar a postrarnos y al momento de postrarnos, entonces volveremos a conocer algo más acerca de Jesús. Conocer Su belleza, producirá en nosotros santidad y clamaremos junto a los seres vivientes y ancianos ¡Santo, Santo, Santo! Esta santidad será producto de nuestra cercanía al trono.
A lo largo de la palabra vemos hombres con una santidad radical, que recibieron revelaciones profundas del padre, ya que tenían un corazón sensible y limpio para escuchar Su voz. Al ellos acercarse al trono, recibían estas revelaciones, los cuales los llevaron vivir una vida totalmente humillada y cautivada por la hermosura de Jesús. Fue esto lo que les permitió seguir recibiendo revelación, ya que no se llenaron de orgullo, sino que más bien entendieron que en el lugar de humillación, contemplación y postración es donde se recibe la revelación.
Hay algo más, Jesús abrió el camino para entrar al lugar Santísimo, no es nada más quedarnos afuera, es entrar y disfrutar de las dimensiones espirituales que están dispuestas para nosotros. Dios está anhelando ese cuerpo de sacerdotes que quieran entrar hasta el lugar santísimo y puedan conectarse con Su corazón. Ese cuerpo que se va a purificar así mismo, por la esperanza de Su gloria venidera, por la esperanza de ver a Jesús.
Hay una revelación dispuesta, hay misterios dispuestos, pero son sólo para aquellos que vengan a Su trono a contemplar su hermosura.
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